ROBOCOP Y LA ESPAÑA ACTUAL

Estos días  la Sexta3, el canal del grupo Mediapro dedicado casi en exclusiva a poner peliculas ininterrumpidamente, esta enfrascado en la “noche de los golpes”, o algo así le llaman, en la que destacan los Rockys, Harrys Sucios, Van Dammes, o los Bruce Lees de turno,..vamos un cine muy progresista para un grupo de comunicación muy conservador. Pero entre las pelis de mamporros ha brillado con luz propia la saga de Robocop, que pusieron de un tirón desde el primer time las tantas de la madrugada, con buen éxito de audiencia por cierto.

Quizás pasen otros diez años o mas hasta que vuelva a verlas, y como pasa con todas las sagas confundiré lo de una parte con otra en ese tiempo y no seré el único porque como me decía una de las corresponsales de El País en Washington en una conversación: "hasta en la saga de Rambo sacaron al forzudo Mr. T" (por cierto, hoy viejuno copresentador de la teletienda nocturna, pero aun entrañable). Estas confusiones son un clasico.

El gran merito en la saga de Robocop reside en mostrarnos como será la España del futuro, pero con veinte años de antelación. Porque  en efecto, puede aparentar ser una saga futurista por su estética cuidada en la que incluso una niña utiliza un portátil, pero en ningún momento se duda de lo que se quiere parodiar es el presente que esta llegando, alla por finales de los ochenta en los USA, en plena era reaganiana, y así los telespectadores ven realities en los que un personaje  rechoncho y gafotas, bastante berlusconiano, no quiere una sino dos azafatas para él o esuchan fugazmente noticias que hablan de nuevos tipos de guerras en Mexico. Un futuro en el que los guionistas de la saga se equivocan en un cosa: no necesitamos medio kilo de bronceador por culpa del agujero de la capa de ozono. En realidad ya nadie se acuerda de ese agujero.

Pero es que uno no da credito a lo que esta por venir, porque la destrucción de la propiedad privada y publica se nos muestra como pecata minuta ante el delito de fumar en un sitio publico, asunto que si ha de indignar al policía del futuro, lo otro ha de tratarse con talante pues el delincuente que roba lo privado o lo publico puede tener profundas razones psicológicas para ello y quizás por eso son solamente los psicólogos u otros cualificados los encargados de poder juzgarlo y comprenderlo. Una novedad de la segunda parte de Robocop es la introducción de un personaje femenino central que en su rol de justiciera psicóloga llega para traer nuevas concepciones sobre la relación policía y sociedad y termina recurriendo a lo más básico: medrar mediante favores sexuales para conseguir las metas propias. Los crímenes contra la propiedad han de tratarse con talante (aun me queda la duda de si esta palabra se utiliza en la película), intentando no ser demasiado agresivo y si es posible aleccionar al “caco” sobre temas ecológicos, para que el maleante también aprenda a respetar el medio ambiente y convertir al policía mas en un conciliador que en otra cosa, porque a golpes nada se ha de solucionar, se oye comentar a la psicóloga con sus asesores. El mobiliario urbano puede ser  destruido como hacen los jóvenzuelos vagabundenado por las calles ante el vacuo sermon robocoptiano sobre la importancia de aprovechar el tiempo y no estar tirados por las calles, y de pronto!!!  la agresividad del poli robot  renace cuando ve fumar a un adulto en plena calle, quien a su vez ocioso se reía de lo que estaba viendo. La risa se le corta y el cigarro se le cae al ver el pistolón y los balazos de advertencia del poli forrado de metal.

Como decía alguien, Robocop 2 es de las pocas películas americanas que muestran con pasmosa tranquilidad que un niño puede ser de forma consciente tan criminal como un adulto. O más, porque el niño protagonista con una inteligencia y un discurrir para el crimen muy superior a sus compañeros adultos queda fuera del objetivo de la pistola robocoptiana, sin poder ser  un blanco ni en defensa propia.

P. S. 20 años han pasado, ahí es nada, desde que en noviembre del 92 fueron asesinadas tres chiquillas de Alcacer por un depredador convicto y confeso al que un comité considero apto para tener un permiso penitenciario.